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Necesitamos reflexionar para poder avanzar sobre nuestra construcción y la de los chicos.
Dicen que hasta que no lo sufrís no sabes
realmente de lo que sos capas.
Mi primer día de práctica lo espere
ansiosa, lo viví igual y me jugo una mala pasada no por no estar preparada ya que estos tres
años de trabajo colaborativo nos han despertado y preparado para la
construcción de este camino. Me falto decisión, poder volcar todo lo que
llevaba para dar.
El primer día elaboramos estrategias para
activar los conocimientos previos de los alumnos, que nos permitieron conocer lo
que sabían los alumnos del tema, con esto visualizamos si las actividades
planteadas eran correctas o no. Nos dimos cuenta de que al leer el marco
teórico los alumnos, no se pudo seguir claramente los conceptos que queríamos
que los alumnos incorporaran.
Luego de eso todo fue fluyendo, el entorno
era de lo más ameno, los nervios por el primer día, los alumnos estaban
predispuestos, realizaron las actividades, escucharon, preguntaron, estaban en
su lugar pero yo no pude visualizarme y encontrar la estrategia que me ayude a
involucrarme.
Pasado ese día nefasto, para mí todo fue mejorando,
la práctica y la participación fue mejorando, los alumnos y la maestra se
mostraron colaborativos, pude trabajar cómoda, un poco más desenvuelta, las
propuestas y los recursos gustaron, lo que si me paso, es el tiempo, fue corto
para todo lo que fue surgiendo.
Los modos de reflexión fueron dinámicos,
loa alumnos predispuestos a las propuestas, la verdad que el contexto de
trabajo fue el ideal.
Esto me permite tomar conciencia de quien
soy, que hago, como lo hago, para que y de qué modo puedo mejorar en lo que he
fallado y así fortalecer lo que sí puedo hacer, mejorar mi actitud frente a la
clase y no minimizar mi poder hacer.