lunes, 3 de octubre de 2016



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Necesitamos reflexionar para poder avanzar sobre nuestra construcción y la de los chicos.
Dicen que hasta que no lo sufrís no sabes realmente de lo que sos capas.
Mi primer día de práctica lo espere ansiosa, lo viví igual y me jugo una mala pasada  no por no estar preparada ya que estos tres años de trabajo colaborativo nos han despertado y preparado para la construcción de este camino. Me falto decisión, poder volcar todo lo que llevaba para dar.
El primer día elaboramos estrategias para activar los conocimientos previos de los alumnos, que nos permitieron conocer lo que sabían los alumnos del tema, con esto visualizamos si las actividades planteadas eran correctas o no. Nos dimos cuenta de que al leer el marco teórico los alumnos, no se pudo seguir claramente los conceptos que queríamos que los alumnos incorporaran.
Luego de eso todo fue fluyendo, el entorno era de lo más ameno, los nervios por el primer día, los alumnos estaban predispuestos, realizaron las actividades, escucharon, preguntaron, estaban en su lugar pero yo no pude visualizarme y encontrar la estrategia que me ayude a involucrarme.
Pasado ese día nefasto, para mí todo fue mejorando, la práctica y la participación fue mejorando, los alumnos y la maestra se mostraron colaborativos, pude trabajar cómoda, un poco más desenvuelta, las propuestas y los recursos gustaron, lo que si me paso, es el tiempo, fue corto para todo lo que fue surgiendo.
Los modos de reflexión fueron dinámicos, loa alumnos predispuestos a las propuestas, la verdad que el contexto de trabajo fue el ideal.
Esto me permite tomar conciencia de quien soy, que hago, como lo hago, para que y de qué modo puedo mejorar en lo que he fallado y así fortalecer lo que sí puedo hacer, mejorar mi actitud frente a la clase y no minimizar mi poder hacer.


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