jueves, 8 de septiembre de 2016

En vos me apoyo

     
Llevamos mucho tiempo de conocernos, pero no sólo se trata de tiempo sino de experiencias compartidas y de actividades que fueron generando un vínculo de respeto y conocimiento. Somos docentes, actores, locutores, artistas y unos cuantos jóvenes estudiantes en los que se ha encendido la mecha.
Son años trabajando juntos, largas horas de reuniones, de intercambio, de escucha y de discusiones. Nos conocemos, conocemos cada virtud y cada defecto del otro. Mucho más la del otro que la propia tal vez, y esto gracias a un agudo poder de observación que cada uno ha ido desarrollando.
Hija de este poder de observación y conocimiento es la completa confianza en el otro.
Creo que a esta altura hemos perdido la cuenta de la cantidad de gestiones y de eventos culturales realizados. Y somos muchos aunque no siempre estemos todos. A veces diez, quince o veinte queriendo poner en funcionamiento este gran motor del que cada uno forma parte y otras sólo un puñado de cuatro o cinco voluntades abrazando sueños que parecen imposibles.
En esta oportunidad el eje era el tango y como era sabido cada quién jugaría su rol. Unos armando la grilla de espectáculos, otros definiendo el sonido y la iluminación, aquel otro diseñando afiches y entradas y tantas otras cosas que no vienen al caso. Aquellos vinculados a la Biblioteca Popular asumimos la responsabilidad de buscar textos de autores argentinos, que hicieran referencia al tango, para proyectar junto a imágenes alegóricas sobre una pared un poco descascarada de un club. Los colaboradores más jóvenes se abocaron a esta tarea, navegando por textos de Borges, Cortázar, Puig y Saer, entre otros. Mientras el más cinéfilo de ellos se ocupó de realizar la selección de imágenes donde no faltaron fotos de Caminito, un bandoneón, una pareja bailando, un sombrero y por supuesto el retrato de cada uno de los escritores citados.
Como en cada uno de los encuentros que gestamos, en esta oportunidad el espectáculo también sería presentado y animado por dos locutores. Un hombre y una mujer para dar mayor presencia y balance tanto en los cuerpos como en las voces. El vestuario fue elegido minuciosamente así como los accesorios y peinados, pero con mayor rigor elegimos las palabras. Qué decir y cómo decir aquello que buscamos transmitir, la expectativa que buscamos generar, el respeto que procuramos transmitir a los artistas que se presentan y al público concurrente; el silencio y la palabra, pensados y elegidos.
Es así como otro pequeño grupo de personas vinculadas a dicha Biblioteca nos ocupamos de escribir las glosas. Ya con la grilla definida, los locutores seleccionados y los tiempos establecidos, en una casa, mientras tomábamos mates y escuchábamos tangos, dos voluntades nos sentábamos frente a una computadora al igual que vos en este momento querido lector, pero no a leer sino a escribir. A escribir cada una de esas palabras elegidas para ser dichas frente a mucha gente.
Una pequeña historia que es la redacción de las glosas, dentro de otra pequeña historia que es la gestión cultural, y que nos deja varios puntos para reflexionar. Como primer punto lo eficiente que resulta el trabajo en equipo y la división de tareas teniendo en cuenta las habilidades de cada uno de los integrantes. A partir de este primer punto, la confianza en el otro y en que sabrá resolver aquello que deba hacer. Que el trabajo en equipo permite producir hechos y realidades mucho más grandes y significativas que el trabajo solitario. La valoración de las habilidades de cada integrante de un grupo, generando así la autovaloración de cada uno de ellos. Y el trabajo en equipo también regulador y corrector en donde todos evaluamos el trabajo de todos.

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